El sexo es un elemento clave en cualquier relación de pareja. No se trata de que sea algo imprescindible o que esté por encima de otros valores como el respeto, la tolerancia o la buena comunicación, pero es indudable que cada pareja debe encontrar la dosis adecuada de sexo para estabilizar su relación.
A menudo, cuando las parejas llevan mucho tiempo conviviendo bajo un mismo techo y la relación está completamente estabilizada, comienzan a olvidar la importancia del sexo. Lo que antes era una sensación placentera y muy perseguida, pasa a ser una práctica rutinaria y monótona.
En esos casos, el placer del sexo sigue estando ahí, pero es cada vez más inalcanzable y esto puede llevar a generar grietas en la relación. Una pareja que no tiene sexo se convierte en otra cosa, un conjunto de personas que conviven juntos y son felices pero que no tienen esa chispa que aporta el sexo.
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¿Por qué el sexo se va reduciendo conforme crece el tiempo de relación?
Son muchos los factores que interfieren en la cotidianidad de una pareja que comparte el mismo techo que van reduciendo esta periodicidad con la que se mantienen relaciones sexuales: crisis emocionales, embarazos, la llegada de los hijos, el estrés, la falta de tiempo o la falta de preocupación por el ritual del sexo. En las peores situaciones, estos factores pueden devenir en la incapacidad de sentir deseo sexual.
En ocasiones, todos estos factores producen el denominado “síndrome de deseo hipoactivo”, que es la disminución del deseo y las fantasías sexuales. Esta patología es muy frecuente en el campo clínico y aparece más en mujeres que en hombres. Cuando aparece en hombres, los expertos advierten que la ausencia del deseo sexual puede estar ligada a un sentimiento de inferioridad y a periodos de ansiedad en diferentes campos de su vida, así como también el estrés laboral.
¿Cómo recuperar el deseo sexual?
No siempre la reducción de actividad sexual acaba finalmente en este síndrome de deseo hipoactivo. Por norma general, en las parejas que se estabilizan con el paso del tiempo lo que ocurre es que se vuelven más cómodas con el tema del sexo, pues ya ha pasado la época de la ilusión, la novedad y la idealización del otro. Lo que queda, que no es poco, son momentos cotidianos donde el sexo ya no es lo que une a la pareja como en el principio, sino que forma parte del vínculo emocional sin ser tan preponderante.
Para que el sexo recupere ese plus de relevancia en la relación existen prácticas realmente útiles, como por ejemplo el uso de juguetes sexuales. En la tienda erótica online OH MY LOVE, considerada uno de los mejores sexshop de España, podemos encontrar todo tipo de juguetes eróticos y artículos de contenido sexual para descubrir diferentes formas de seducir, atraer y dar placer a la pareja.
Con los juguetes sexuales lo que se consigue es descubrir nuevas experiencias. Estos artículos, que los hay de todo tipo y para todo tipo de públicos, sirven también especialmente para las mujeres que han sido madres de manera reciente. Las bolas chinas, por ejemplo, ayudan a recuperar el tono muscular en el suelo pélvico.
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Los masajes eróticos, otra fórmula eficaz para revivir la llama del deseo
Los juguetes eróticos resultan eficaces para devolver esa pasión en el sexo porque con ellos se alimenta la sensación de máximo placer, haciendo partícipes a todos los sentidos. El sexo es más poderoso y placentero cuanto más potente sea en cuanto a la participación de los sentidos.
Es importante alimentar la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto. Esto se consigue con los juguetes sexuales, pero también con los masajes eróticos, en los que se utilizan artículos propios de tiendas eróticas (cosméticos, plumas, aceites…)
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Los masajes eróticos son una tipología de masajes que se centra en el placer sexual, tanto físico como mental, en lugar de buscar aplicaciones de carácter terapéutico. El final feliz es cuando tras el masaje, la experiencia acaba en algo más que el simple masaje, en un encuentro sexual placentero.
Disfrutar del sexo es una tarea necesaria para cualquier pareja, pero para que el sexo sea verdaderamente placentero este tiene que llegar de manera natural, sin ser forzado ni planificado, sino deseado. Siempre, por muy duradera que sea la pareja, hay tiempo para seguir experimentando y descubriendo el placer del sexo.