Las personas como seres sociales vivimos en sociedad rodeadas de otras personas, seguramente a muchas de ellas ni las conocemos ni las conoceremos nunca. ¿Por qué?, si no les preguntamos, difícil sería encontrar una respuesta; lo más seguro es que se trate de que no se ha dado pie a una conversación, no se han presentado desde un inicio, etc. En realidad porque no nos ha seducido y por lo tanto no nos atrae lo suficiente como para prestarle la suficiente atención.
Las relaciones humanas se centran básicamente en la seducción, seducir es intentar que la otra persona haga algo sin ser muy consciente de que la voluntad de ese hecho se la estamos inculcando.
En las relaciones de pareja, sobre todo, se da en la fase de enamoramiento, al principio de la relación. Nos arreglamos de forma especial cuando quedamos o creemos que vamos a ver a esa persona que con interesa y de la misma manera nos dejamos seducir por ella, entramos también en su juego.
En este juego intervienen multitud de factores que intentamos controlar. Nuestro estado de ánimo cambia cuando nos preparamos: la vestimenta, colonia para ocasiones especiales… En el fondo nos sentimos atractivos y nos miramos de diferente manera.
Las miradas son otra de esas variables que intervienen en este juego; la forma en que miramos, la expresión de nuestra cara y la del otro nos indican el grado de proximidad o de lejanía que conseguimos; es decir, si el juego tiene efecto o no.
La distancia es fundamental, aunque esta varía en gran medida dependiendo de la cultura en la que nos encontremos, los árabes mantienen muy poca en cambio los anglosajones es mucho mayor que la nuestra, pero en nuestra cultura más latina las distancias cortas aseguran un buen desenlace sobre todo si la otra persona no se incomoda ante ellas.
El movimiento del cuerpo, gestos, etc; son igual de importantes, movimientos sensuales, provocativos captan la atención de la persona.
La comunicación no verbal es el 90% de la comunicación total que expresamos; todos estos factores que hemos explicados y muchos otros no sólo son fundamentales en el jugo de la insinuación sino también en cualquier relación humana.
Parece fácil este juego ¿no? la verdad es que sólo es practicarlo entonces ¿Por qué muchas parejas se olvidan de él? La relación se ha de alimentar a diario. Si una planta no la riegas acaba muriendo.
Volvamos a jugar, a reconquistar a nuestra pareja, no dejemos que la rutina gane el juego. Además, trabajando la seducción trabajamos la autoestima, factor clave para vivir la sexualidad de forma plena. Sino, ello pued ser la causa de que muchas parejas acudan a consultorios sexuales.
Aprovechando que estamos hablando de la seducción, vamos a hacer un recorrido básico por las fases en que una pareja se encuentra mientras madura como tal y cómo afrontarla sin que sea necesario acudir a una consulta.
En una primera etapa, dos personas se conocen; normalmente este período de enamoramiento, en cuanto a vida sexual se refiere, suele ser bastante prolífero y no suelen haber problemas destacables. Los que suelen haber son debidos a malas experiencias anteriores o a problemas de ansiedad ante una etapa de la vida o una nueva pareja.
Existen fantasías de construcción de una relación conjunta y suelen hacerse proyectos sobre las expectativas de ambos. Este período de nuevas emociones nos lleva a nuevos juegos donde la fantasía y el erotismo suelen estar presentes.
Hemos de tener en cuenta que la pareja no es un salvador, no podemos darle el valor de nuestras faltas o desgracias; no se trata de que construya el camino de la pareja. Éste camino se tiene que construir entre los dos.
Después de esta fase de enamoramiento, de apertura al otro entramos en una fase de consolidación de la pareja. Existe un compromiso con el otro y se establecen una serie de contratos, tanto sean explícitos como implícitos que serán la base de la relación: fidelidad, confianza suelen ser los normales (saber si tu pareja aceptaría una infidelidad o un intercambio de parejas por ejemplo).
Tenemos que evitar el caer en las rutinas de la relación; se han de buscar nuevos retos. La fogosidad inicial suele desaparecer por el día a día pero no quita que mantengamos la llama de encendida.
El ciclo de la vida no se para y los hijos hacen acto de presencia en la relación: Durante un tiempo la pareja como tal queda en un segundo término ya que se adoptan nuevos roles como son la paternidad o la maternidad. Es en este punto en que muchas parejas se acaban separando y es por este motivo que es totalmente desaconsejable tener hijos con el fin de solucionar problemas de pareja.
Se ha de intentar, en la medida de lo posible salvaguardar algún espacio de la pareja, que no se diluya completamente, pero esto da para un capítulo aparte.
Los hijos crecen y acaban marchándose y nos encontramos de nuevo frente a nuestra pareja; seguramente hace tiempo que no la vemos como tal sino como la madre de nuestros hijos. ¿Por qué no volver a redescubrir la pareja? ¿Volvemos a empezar la primera fase de enamoramiento? ¿Por qué no?
Los años pasan y nos hacemos mayores. Hay gente que llega sola y hay gente que llega en pareja. Nueva etapa, nuevos retos. Nueva forma de vivir la sexualidad. Sí, porque a diferencia de lo que opinan muchas personas mayores, la sexualidad no acaba en la vejez, solo cambia y nos hemos de adaptar a ella.
Como podemos ver, la pareja evoluciona con el tiempo y la sexualidad también, seguramente al mismo ritmo. Adaptarnos a ella no es una opción sino una realidad ya que o lo hacemos o estamos destinados a que surjan problemas.